lunes, 27 de noviembre de 2017

BASES DEL VII CONCURSO RENGLONES DE FICCIÓN

- Podrán participar los miembros del Colectivo literario “Renglones de Ficción"
- Cada participante puede presentar un único texto.
- Los textos tendrán una extensión apróximada de diez líneas en letra Arial 12 (un texto de 20 líneas sería pasarse un poquito, recibirías duras críticas tras el concurso... tú mismo)
- El tema de los textos participantes será: "LA SEQUÍA ” (en cualquiera de los sentidos que el autor quiera interpretar).

- Los textos han de ser colocados por los autores de forma ANÓNIMA como comentarios a esta misma entrada del blog (Pinchar un poco más abajo en donde pone “X comentarios”;Pegar nuestro texto en el espacio en blanco;Abrir la pestaña marcada como “Comentar como” y seleccionar la opción Anónimo;Darle a publicar comentario; Meter la palabra de verificación y Publicar comentario).

- OJO!!No firmar el texto ni poner el nombre en el comentario o vuestro texto quedará automáticamente fuera de juego.

- La fecha tope para colgar los textos es el día 17 de diciembre . El día de la cena será el 20 de diciembre y se espera que todo el mundo haya leído en el blog los microrrelatos participantes (y que cada uno tenga decidido cuales son los dos que más le gustan).

- El fallo del concurso se realizará durante la cena de navidad atendiendo al siguiente procedimiento:
• Las organizadoras (Cabezas de Ajo) numerarán los textos anónimos
• Cada participante otorgará 2 renglopuntos a su relato favorito y 1 renglopunto a su segundo relato favorito (se confía de la buena fe de cada participante para no votarse a sí mismo)
• Se sumarán las puntuaciones y se nombrará al GANADOR y al finalista. En caso de empate ganará el relato que haya obtenido más veces puntuaciones de 2 renglopuntos.
• Como colofón final se procederá a realizar un juego fuera de concurso que consistirá en intentar averiguar a qué autor pertenece cada microrrelato. Para ello las organizadoras CA irán nombrando los microrrelatos y se irá nombrando a los diferentes autores para que se vaya votando a mano alzada.
- El ganador, una vez que haya sido nombrado, efectuará un breve discurso de agradecimiento (muy breve y no lo tiene que tener preparado). Este año, como novedad, el ganador elige su titulo. Bien puede ser el de Rey/Reina como otros años o puede innovar declarando la República o cualquier otra forma de colectivo que se le antoje. 
- El premio otorgado al ganador será un diploma acreditativo y el magnífico honor de ostentar durante un año el título de ganador del VII Concurso “Menudos Renglones” .
 - Suerte a todos y …¡empieza el juego!

12 comentarios:

  1. Sequía en la piel

    Mientras la televisión me bombárdea con la tenaz sequía, yo solo puedo pensar en mi propia sequedad. Sequía de besos, caricias, susurros...miro mi cuerpo desnudo como un árbol yermo, baldío, estéril. Mi piel está seca, áspera, agrietada...trato de combatirlo con cremas, aceites, ungüentos milagroso, no sirven de nada. Echa de menos tus caricias, acusa tus mentiras.
    Siempre corrías demasiado. Tratabas de ganarle a la carretera el tiempo que le dedicabas a tu amante, llegar a tiempo al colegio para recoger a los niños, visitar a tu madre, no llegar tarde a cenar. Creías que así redimías tu culpa.
    Te miro postrado en la silla y me invade un sentimiento de piedad. Alargo mi brazo para acariciar tu cara y limpiar la baba que cae de tu boca, no llego a tocarla, mi mano sármentosa se resquebraja.

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  3. S.O.S

    La terrible sequía evaporó la última gota del mar. Saul pisó con su pie desnudo la orilla del inmenso océano que rodeaba la isla. Su isla. Siguió caminando, ahora ya no había agua, sólo el barro agrietado que antes era fondo del mar. Hacía muchos años que Saul sobrevivió en aquel naufragio, ya casi no lo recordaba. Avanzó sin saber hacia donde, en aquel desierto de arena parecía imposible orientarse. Pasaron los días y las noches. Comía algas aún húmedas, restos de peces; los cadáveres de miles de criaturas marinas salpicaban la inmensa llanura. Continuó caminando. Encontró pecios, quién sabe si alguno no sería su propio buque; cofres con monedas de oro que no le servían para nada. Lo dejó todo atrás. Anduvo en línea recta sin descanso. Un atardecer, con el cielo incendiado en colores rojizos, divisó la orilla de una playa, al fondo algunos árboles y lo que parecía una población. Frenó en seco. Dudó si darse la vuelta, pero algo le impulsó hacia adelante con paso firme. A escasos metros de allí, la deslucida y polvorienta botella albergaba intacto el mensaje que él mismo había escrito.

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  4. LA TELEVISIÓN INFORMÓ QUE EN MADRID LLOVÍA A CÁNTAROS.

    Se limpió las gafas en un acto reflejo y se fue a la cocina. La nevera estaba mugrienta por fuera y por dentro. Un yogur caducado, un huevo y una lechuga pringosa.
    Bajó al chino, llovía a cántaros, y él estaba seco por dentro. Compró doce botes de cerveza fríos. Cuando subió a su casa, se dio cuenta de que había olvidado las llaves en la tienda. Dejó las birras en el descansillo y volvió al bazar. Cerrado. Era las dos de la madrugada, la caja tonta tenía razón: llovía a cántaros.
    Tomó nuevamente el ascensor y al llegar a su piso se encontró con Luisa, su vecina de rellano. Bebieron sentados en los escalones hasta empiparse y después se hicieron cariñitos. Dos gatillazos después, ya en casa de Luisa, se bebieron tres cubatas y dos botellas de champán.
    El guirigay del despertador los encontró vestidos y dormidos sobre la cama, cada uno en un extremo y meados hasta los calcetines.

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  5. ¿Lloverá alguna vez?
    Es la sequía cultural le dijeron cuando cerraron el periódico, nos vamos a digital y tú a la calle. Habrá que reinventarse se dijo y pasando de consejos abrió un negocio cara al público, cerca de su casa por ahorrar energías. En el escaparate colocó su mercancía; hileras de ilusión al centro, pilas de sueños a los lados y al fondo un delirio imposible.
    Colocó varios pedidos a pesar de los malos augurios y lo extraño del surtido, aunque siempre insatisfecho buscaba la obra perfecta que se le huía, asomaba a veces y se esfumaba año tras año, luna tras luna. Tiene que ser la sequía del consumo, razonaba consigo mismo mientras incansable, con una sonrisa y su vena de locura recomponía la oferta soñando con la lluvia, siempre la lluvia…

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  7. El Club Noé

    El neón del Nightclub Noé mantenía la grieta mugrosa por la que se escapaba una luz brillante, de mercurio azulado. Hizo parar en seco aquel coche. Un cuerpo enjuto se dejó caer y detrás de él, levantando el polvo, se arrastraban dos grandes pies que soportaban otro cuerpo reseco y áspero. Allí era.

    El anuncio decía: “Brenna, pequeña gota de lluvia, te mojará”. La puerta se abrió a la llegada de aquellos machos, y un fusil de altos vuelos les recibió. Disparos jubilosos resonaron en el club.

    Quizá “Pluma Blanca” hubiese sido mejor nombre, pensó ella; pero los dejó secos, y ríos de sangre inundaron la tierra del Noé. Misión cumplida. “A por los siguientes”, gritó. Nunca hubiera imaginado que el diluvio de pelis de sioux y apaches, que devoraba de niña, pudiese impartir tanta justicia.

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  8. EN DIQUE SECO
    -No me lo puedo creer- dejó escapar en voz alta mientras despedazaba la cuartilla con una rabia inusitada en él. Era la enésima hoja que tiraba a la papelera en el vano intento de escribir el relato que debía entregar antes de las doce horas del domingo diecisiete de diciembre.
    “A ver, piensa, piensa, algo se te tiene que ocurrir”, se decía una y otra vez. Nunca antes le había pasado. No es que en otras ocasiones estuviera muy inspirado pero lo de ahora clamaba al cielo. Las ideas pasaban por su mente como estrellas fugaces y con la misma rapidez se desvanecían sin dejar rastro. Era como si el cerebro se le hubiera vaciado y en lugar de neuronas tuviera humo, o piedras, o bolas de tenis. Sí, eso era. Su cabeza se había convertido en una cancha de pádel y las ideas rebotaban como pelotas de una pared a otra de su cráneo. Sentía una enorme impotencia. Todo era vacío. La nada. Agotado, tras dos semanas de intentos fallidos, se dio por vencido. Cruzó los brazos encima del escritorio, reclinó la cabeza sobre ellos y repitió con parsimonia:
    - No me lo puedo creer, no me lo puedo creer.

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  9. COSECHADOR

    Cosechador: se maleó la tierra.
    Esta tierra era blanda, era mullida.
    Las semillas en ella se abrigaban
    y a su calor muy pronto respondían
    con flores bellas y con frutas sanas.
    Era al pie dulce y dulce a a la mirada..
    Que mirarla la vista recreaba
    pues era al mismo Dios quien se veía,
    su mano creadora reflejada,
    en esa tierna urdimbre resumida.
    Pero vino la lluvia. Y la sequía.
    Y las lluvias con ellas arrastraban
    piedras que lentamente se quedaban
    en esta tierra tuya estancadas.
    Venían
    de otros campos yerbas malas.
    …Cuando llegó el calor.
    Cuando llegó aquél Sol de aquél estío,´
    el Sol abrasador de ese verano ardiente
    que apenas nos dejaba respirar un hilillo…;
    el bochorno aplastante que cayó sobre ella
    y la hizo arder un día con toda su maleza,
    con toda su espesura, en medio de tu asombro.
    Abajo está la sal.
    Capas al fondo.
    Arriba es tierra endurecida y pobre.
    Cava, cosechador.
    Cávala hondo.

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  10. Con S de sequía

    Y me entregué a ti
    en cuerpo y alma
    ilusionada
    qué decepción fue
    al darme cuenta
    de la sequía de tus sentimientos
    insensible
    inhumano
    injusto
    incierto
    ingrato
    idiota
    sin ver mas allá de tus narices
    quédate solo yo no quiero saber nada

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  11. Tóxico y contaminante

    Y el hombre se cargó el planeta. Arrasado y saqueado, éste quedó convertido en un seco, polvoriento y enorme desierto, dónde los ríos lo son de plásticos y las montañas, basuras.
    Entonces Dios, aquel que todo lo hizo y todo vio destruido, se revolvió contra el hombre y en justo y sumario juicio pronunció aquella sentencia: “vivirás perdiendo el rabo, besando el dichoso polvo y las moscas por bocado”. Y te llamaré Lagarto.
    Y el hombre se cargó el planeta. Arrasado y saqueado, éste quedó convertido en un seco, polvoriento y enorme desierto, dónde los ríos lo son de plásticos y las montañas, basura.

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  12. En carne propia
    Honorato la Justicia, alcalde de Río Grande de Arriba, sonrió satisfecho al emitir juicio... Y
    no permitiré a los vecinos de Sequía Temprana beneficiarse de nuestras aguas. Es
    privilegio, que Dios ha dado a este pueblo, el que sus fuentes, albercas y aguas
    comunales permitan ostentar el título otorgado a la pureza de las mismas por la
    Organización Mundial de la Salud.
    Pasó el resto de la jornada entre papeleos, alguna cabezada y un par de visitas a la tasca
    de Don Prudencio, invitando a unas rondas, por aquello de mantener su índice de
    popularidad.
    Cuando llegó a casa se dispuso con prontitud y empeño a satisfacer a la parienta.
    Lo que no esperaba, después de denodados intentos, es que a él mismo le hubiera
    llegado la Sequía Temprana.

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