Después de una velada para el recuerdo ya podemos
comunicaros el desenlace del tradicional concurso navideño de 2016. El
microrrelato vencedor fue el de Yolanda "Los espejos de una vida" y
empatados en segundo puesto el micro de Martha "Eso y nada más" y el
de Marta "23:59". Os los copiamos a continuación para que volváis a
disfrutarlos. Un año más la divertida participación en el concurso, la
literatura y la amistad han sido los claros vencedores de la noche.¡Hasta la
próxima!
LOS ESPEJOS DE UNA VIDA de Yolanda
El primer espejo de tu vida, el de la culpa, el del temor de
Dios, fue aquel en el que no te atrevías a mirarte: “si eres una niña mala,
cuando te mires al espejo veras al diablo reflejado en él”.
Un tiempo después, llegó el espejo complaciente, ese frente
al que practicabas morritos seductores, mientras le cogías el punto al cepillo
del rímel y al perfilador de labios; ese maravilloso espejo al que nunca te
hacía falta preguntar quién era la más bella del mundo.
Como consecuencia inevitable de lo anterior, surgió ante ti
el espejo compartido, frente a él, bajo la luz mortecina del baño, aprendiste a
enjugar tus lágrimas y recomponer tu corazón roto.
Y como la vida sigue y nunca es para tanto, muchos espejos
después, apareció el último espejo, el mentiroso, el persistente, uno que no te
da tregua; día y noche insiste en confundir tu imagen con la de otra mujer.
Porque, a fin de cuentas ¿qué demonios tendrás tú que ver con esa ojerosa
señora mayor que el jodido espejo se empeña en reflejar?
23:59 de Marta
Quedaban menos de cinco minutos para la medianoche. La luna
llena iluminaba Madrid. Luis cerró la puerta del piso; echó la llave y los dos
candados. Los nervios seguían apoderándose de él. Intentó tranquilizarse. Bajó
las persianas y comprobó de nuevo la llave. Estaba solo en casa, lo de siempre,
no hay problema. 23:59. El cuerpo de Luis se tensó, llamaron al timbre. ̶
¡Váyase! ̶ soltó abruptamente. Miró por la mirilla: de nuevo aquel joven
estudiante que se sacaba unas pelas haciendo encuestas. No se iba. Luis abrió
la puerta y le dejó pasar deslizando silenciosamente el candado a su espalda. ̶
Discúlpame que vaya al baño, ahora mismo estoy contigo ̶ dijo Luis amablemente.
Apoyó las manos en el lavabo y sus ojos angustiados miraron
al espejo. Estaba a punto de ocurrir. Sus orejas adquirieron movimiento
repentino y, como por arte de magia, los poros de su piel se empezaron a abrir
para dar paso a un vello oscuro que cubrió sus pómulos. Después su frente, su
cuello. La angustia desapareció y su estómago se relajó.
Sonrió al espejo dejando ver sus afilados y blancos
colmillos.
ESO Y NADA MÁS
de Martha
Dijo "hola y adiós", dejó la forma de su cabeza en
la almohada, su olor entre las sábanas.
Era guapo como Pitt, elegante como Grant, tenía una sonrisa
socarrona como Bogart, un tipo duro como 007.
Puro espejismo.
Resultado totalmente justo.
ResponderEliminarEnhorabuena a los premiados.