domingo, 24 de diciembre de 2017

Ganadores Concurso Menudo Renglón 2017

Después de una nueva noche mágica para el recuerdo, a pesar de las ausencias, que al menos se comunicaron virtualmente, ya tenemos nuevos vencedores del tradicional concurso navideño. El microrrelato vencedor fue "S.O.S" de Marta Ajo que se autoproclamó Reina de la República Renglonera. En segundo lugar Emilio, a un sólo punto, con su microrrelato "¿Lloverá alguna vez?. Os los copiamos a continuación para que volváis a disfrutarlos. Este reinado republicano ha comenzado fuerte, se anuncian sorpresas y duro trabajo para este consolidado colectivo. ¡Hasta la próxima!

S.O.S   por Marta


La terrible sequía evaporó la última gota del mar. Saul pisó con su pie desnudo la orilla del inmenso océano que rodeaba la isla. Su isla. Siguió caminando, ahora ya no había agua, sólo el barro agrietado que antes era fondo del mar. Hacía muchos años que Saul sobrevivió en aquel naufragio, ya casi no lo recordaba. Avanzó sin saber hacia donde, en aquel desierto de arena parecía imposible orientarse. Pasaron los días y las noches. Comía algas aún húmedas, restos de peces; los cadáveres de miles de criaturas marinas salpicaban la inmensa llanura. Continuó caminando. Encontró pecios, quién sabe si alguno no sería su propio buque; cofres con monedas de oro que no le servían para nada. Lo dejó todo atrás. Anduvo en línea recta sin descanso. Un atardecer, con el cielo incendiado en colores rojizos, divisó la orilla de una playa, al fondo algunos árboles y lo que parecía una población. Frenó en seco. Dudó si darse la vuelta, pero algo le impulsó hacia adelante con paso firme. A escasos metros de allí, la deslucida y polvorienta botella albergaba intacto el mensaje que él mismo había escrito.

¿Lloverá alguna vez? por Emilio

Es la sequía cultural le dijeron cuando cerraron el periódico, nos vamos a digital y tú a la calle. Habrá que reinventarse se dijo y pasando de consejos abrió un negocio cara al público, cerca de su casa por ahorrar energías. En el escaparate colocó su mercancía; hileras de ilusión al centro, pilas de sueños a los lados y al fondo un delirio imposible.
Colocó varios pedidos a pesar de los malos augurios y lo extraño del surtido, aunque siempre insatisfecho buscaba la obra perfecta que se le huía, asomaba a veces y se esfumaba año tras año, luna tras luna. Tiene que ser la sequía del consumo, razonaba consigo mismo mientras incansable, con una sonrisa y su vena de locura recomponía la oferta soñando con la lluvia, siempre la lluvia…