Después de los excesos navideños el Delegado propone ponernos a dieta con una ensalada de haikus. Es la primera vez que elaboramos esta receta así que esperemos que la osadía y los errores sean perdonados. Las instrucciones ya han sido enviadas así que abro esta entrada para que en los comentarios vayamos introduciendo nuestras creaciones. En lugar de anónimo podéis meter vuestro nombre y así sabemos de quien es cada uno. Pues nada más...¡buen provecho!!
Cae la noche
ResponderEliminarAbrázame más fuerte
Se cae la flor.
Cae la noche
ResponderEliminarAbrázame más fuerte
Se cae la flor.
El cielo en llamas
ResponderEliminarHorizonte escarlata
Brota del bosque
El viento sopló
ResponderEliminarTras apagar el fuego
Suave se alejo.
Las gotas de agua
En las ramas del árbol
Como lagrimas.
Pinos como fantasmas
ResponderEliminarTrinos ensordecidos
Niebla en el aire
Arden las brasas
ResponderEliminarRuge el poniente
Es invierno
El Moro
El Sol quemaba,
ResponderEliminarlas flores se agostaron.
Muríó su alma.
Brilla la arena
EliminarLa luz del sol naciente
Sobre la playa
Nacía el día:
Eliminardespuntaban colores
de rebeldía.
Primavera
EliminarVerano
EliminarBarrió las hojas.
ResponderEliminar...Pero en la polvareda
están sus huellas.
Otoño
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarOlas buscando el cielo
ResponderEliminarGaviotas blancas
Rocas recién lavadas
Ondas de plata
ResponderEliminarEl mar ensordecedor
Beso la roca
Como agitadas
Las hojas se esparcieron
Por el camino
Gira tornasol
ResponderEliminarAl viento bambolea
Tu verde tallo
Tierra mojada
ResponderEliminarSimiente de otra vida
Encadenada
Apenas nace
EliminarSobre el mar reverbera
La luna llena
Desde lo alto
EliminarCon un hilo invisible
La luna cuelga
Tiran los perros
EliminarSobre la manta blanca
De la nevada
Ya hace frío
EliminarAún hay hojas secas
Ven a mi lado
Robles desnudos
Eliminarjardines escarchados
Cantares mudos
El viento azota
Eliminary gime cada árbol.
El bosque llora
REINAS DE LA BELLEZA
ResponderEliminarMary Rose solo tiene seis años. Sonríe ante el espejo mientras su madre extiende estrellitas de purpurina sobre sus pómulos. Las pestañas postizas hacen resaltar el azul cobalto de sus ojos. Los labios, de rosa nacarado, parecen tener vida propia mientras dibujan gestos mil veces aprendidos. Una cascada de dorados rizos cae sobre sus hombros al retirarle los bigudíes y ella los sacude con gracia. Esta noche se presenta a la elección de Miss Colorado y tanto ella como sus padres están entusiasmados ante la idea de que obtenga un nuevo título. Tras la puerta entornada, su hermano, tres años mayor que ella, observa la escena asqueado y rencoroso. Toda su vida ha transcurrido a la sombra de su hermana. Su casa, convertida en escenario de bailes o platós televisivos. Su vida, en consultas de psicólogos.
Hoy, ya adulto, es un empresario de éxito. Observa el reloj y se apresura a cerrar el despacho. Su mujer le ha escrito un mensaje, rogándole que esta tarde vuelva pronto a casa, pues le tiene preparada una sorpresa. Sonríe creyendo adivinar que al fin se ha decidido a apoyarle en la construcción de la pista de pádel y que un aparejador estaría esperándole. Al abrir la puerta, mudo de asombro, ve a su hija que, maquillada y vestida con un pequeño traje de lentejuelas, se precipita en sus brazos mientras le dice: Gracias papi, sabía que me acompañarías a la elección de Miss Nebraska.