domingo, 3 de julio de 2011

Juicio Estremecedor (del libro RelateAndo)


por Yolanda




La mujer quiere escribir un relato. Hace horas que no encuentra el tema o al menos un tema que genere una historia. Decide tumbarse en la cama y cerrar los ojos. La casa está vacía y no teme ser interrumpida en su concentración. Momentos después se observa subiendo a un ascensor, podría ser el de la casa de sus padres, se parece aunque no es exacto. Da al botón del piso; esta vez coincide, el cuarto, el de sus padres, y el ascensor comienza a elevarse. Cuando llega al tercer piso, ella se prepara para bajar en el siguiente, pero el ascensor no para, continua subiendo. También percibe un aumento en la velocidad. Comienza a inquietarse; seis, siete, resulta que son ocho el total de pisos del bloque y el ascensor no parece tener intención de parar. Efectivamente, no lo hace. Atraviesa el tejado y continúa hacia el cielo. Las paredes del ascensor son ahora trasparentes y ella siente vértigo y miedo, mucho miedo. Su pecho comienza a agitarse, no quiere salir, teme la caída; tampoco quiere permanecer allí, esperar el desenlace es insufrible. De pronto, cuando la tensión ha agarrotado todos los músculos de su cuerpo, algo cambia en la atmosfera, un silencio fantasmal rodea la escena, el ascensor flota a la deriva. Ella siente ahora una voz, una voz que la estremece, no es de hombre ni de mujer, acaso no es ni tan siquiera una voz, es algo sobrenatural, enorme, que lo envuelve todo y la deja en el centro, sola, encogida, asustada. La interroga desde la autoridad que sólo los justos poseen y ella siente el vacío, la levedad y la oscuridad de su alma. Se queda en blanco, sin respuesta y la presión en su pecho le hace regresar de forma violenta. Está temblando, y llora amargamente. El pánico permanece pegado a su piel. Aferrada a la almohada, la mujer trata de recordar qué le preguntó la voz sin voz. “Qué has hecho”, fue lo que oyó, o algo parecido.

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